¿Qué consecuencias tiene la ausencia física del padre en la relación con los hijos?

Por Arnaldo Canales Benítez

Director Ejecutivo Fundación Liderazgo Chile (FLICH).
Impulsor de la Ley de Educación Emocional en Chile.
Magister en Educación emocional y Máster en neurociencia aplicada

Una columna que recoge varios estudios y fue publicada por la Universidad de Navarra muestra cómo el número de matrimonios ha disminuido drásticamente en Europa, especialmente en España donde las bodas civiles y eclesiásticas han disminuido en un 25% y 52% respectivamente entre 2007 y 2018. Además, el número de rupturas también ha aumentado significativamente en España, con siete rupturas por cada diez matrimonios que se celebran cada año, según datos del Instituto Nacional de Estadística. 

Lo interesante de esto, es que la disminución en los vínculos matrimoniales también tiene un impacto en los hijos, ya que cuando los padres separados no viven con sus hijos, la relación padre-hijo en muchos casos acaba desapareciendo, especialmente cuando la custodia es atribuida a la madre. 

Este problema es aún mayor en parejas que nunca estuvieron casadas, donde el padre se desvincula totalmente de la familia en el 90% de los casos. La proporción de hijos nacidos fuera del matrimonio también está aumentando en España, llegando al 40,9% en 2013. Esto ha llevado a muchos padres de hijos nacidos fuera del matrimonio a perder la conexión afectiva y material con sus hijos en un corto período de tiempo, especialmente en parejas no casadas y que no viven juntos.

En el caso de Chile, un estudio realizado por la universidad Catolica dice pesar de que 1960 sólo el 15% de los niños que nacía en Chile correspondían a hijos de pareja fuera del matrimonio, hoy el ranking de la OCDE nos ubica en primer lugar con 71,1% , según la medición que se tomó entre el año 1995 y el 2014. Es decir 7 de cada 10 hijos, nacen fuera del matrimonio.

Además de esto, hay un dato muy importante realizado por el sociólogo Duncan Timms, de la Universidad de Estocolmo, realizó durante dieciocho años un seguimiento de todos los niños nacidos en Suecia en 1953. A intervalos regulares, se le hizo un psicodiagnóstico a cada uno de estos quince mil niños. Los que presentaron un grado mayor de disfunción psicológica fueron varones nacidos de madre soltera y que crecieron sin padre. Son convergentes con estas conclusiones los resultados de un seguimiento de más de diecisiete mil menores de diecisiete años que realizó en Estados Unidos el National Center for Health Statistics: el riesgo de problemas emocionales y de conducta es entre dos y tres veces más alto para niños que han crecido sin padre.

LAS CIFRAS SON LAS SIGUIENTES:

  • El 63 por ciento de los suicidios de jóvenes se da entre niños y jóvenes sin padre. 
  • El 90 por ciento de los niños que se van de casa son de familias sin padre. 
  • El 85 por ciento de los chicos con desórdenes de conducta proviene de familias sin padre. 
  • El 80 por ciento de violaciones con violencia las cometen chicos de padres ausentes. 
  • Los jóvenes sin padre protagonizan el 71 por ciento del abandono escolar en secundaria. 
  • El 75 por ciento de los adolescentes en centros de desintoxicación no conoce a su padre. 
  • El 70 por ciento de jóvenes internados en reformatorios creció sin padre. 
  • El 85 por ciento de jóvenes en prisión proviene de familias en las que solo estaba la madre.

En el caso de Chile, en la revista chilena de pediatría de abril del  2018 puede recatar algunos datos que validan y tiene una correlación en los estudios que he compartido.

El estudio aborda las consecuencias a corto y largo plazo para los niños de la separación o el divorcio de sus padres, especialmente en casos de conflicto. Se ha observado que los niños pueden presentar trastornos de conducta, bajo rendimiento escolar y abuso de sustancias. Además, también puede tener consecuencias en la vida adulta, presentando mayor riesgo de patologías psiquiátricas o dificultades en las relaciones interpersonales si no se realiza una intervención que aborde algunas situaciones potencialmente traumáticas para los niños. El artículo propone directrices para guiar a los padres en un adecuado manejo de las situaciones de conflicto para prevenir algunas de las consecuencias que el divorcio puede tener en los hijos. Los pediatras pueden jugar un papel importante en la detección de signos de discordia parental y alteración de la salud mental infantil.

Columna científica https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370-41062018000200166

¿Por qué la figura paterna es importante en los vínculos con los hijos?

La figura paterna como la materna es importante en los vínculos con los hijos por varias razones. En primer lugar, el padre puede brindar una perspectiva diferente y complementaria a la materna en la educación y crianza de los hijos. Los padres tienden a enfocarse más en la disciplina, el establecimiento de límites y la resolución de problemas, lo que puede ser beneficioso para el desarrollo de habilidades sociales y emocionales en los niños. Además, la figura paterna puede ofrecer un modelo a seguir para los hijos, especialmente para los niños varones, en cuanto a su identidad y rol de género. La presencia de un padre amoroso y comprometido puede ayudar a los hijos a desarrollar una autoimagen positiva y una mayor confianza en sí mismos.

Por último, la figura paterna puede ser especialmente importante en situaciones de estrés o crisis, ya que los niños pueden sentirse más seguros y protegidos cuando tienen un padre presente y disponible para ellos. En resumen, la figura paterna es importante en los vínculos con los hijos porque puede proporcionar un enfoque complementario a la educación y crianza, ser un modelo a seguir y brindar seguridad y protección en situaciones difíciles.

Es por eso es vital el papel del padre y no puede ser eliminado ni desvalorizado ni ignorado ni tergiversado sin consecuencias negativas graves para el hombre que lo ejerce, para el hijo que lo necesita, para la mujer que lo complementa y, en general, para la familia y la entera sociedad. Es un trabajo pendiente que implica formar a los futuros padres en padres, responsables de su futura paternidad, de su rol como parte actividad de la sociedad y de cómo debe implicarse en la crianza de los hijos de forma permanente, sistemática y continua. 

«Necesitamos varones que se den cuenta de que la paternidad no finaliza con la concepción. Y que asuman que la hombría no reside en su capacidad de tener hijos, sino en la valentía de criarlos y educarlos»