El poder de la resiliencia
La resiliencia es el poder mental y casi visceral de darle a la vida una mirada más positiva.
Entender que, a pesar del conflicto y el dolor que se pueda estar experimentando, tenemos la capacidad de crear nuevas herramientas que nos ayuden a sobreponernos de los fracasos y circunstancias difíciles, sabiendo que éstos no son el fin del camino.
Ahora, ¿Cómo trabajamos este aspecto tan importante en nuestras vidas?
Lo primero que debemos hacer, es identificar el tipo de estrés al que estamos sometidos. Tenemos que considerar que siempre tendremos cargas de trabajo y problemas personales en nuestras vidas, pero podemos distinguir si estas cargas son estresantes de un modo negativo o positivo.
Cuando hablamos de estrés positivo o saludable, es cuando podemos hacernos responsables de estas cargas, es decir, que nos motiven a trabajar para superarlas. Y, por el contrario, el estrés negativo o tóxico, es cuando ya no podemos sobrellevar los problemas que nos presenta la vida y nos vamos atosigando en un desgaste emocional que nos lleva a pensamientos negativos y de desesperanza. El estrés tóxico podemos sentirlo a través de una disminución de la productividad laboral, angustia, disociación, frustración etc.
Si podemos detectar el tipo de estrés al que nos estamos enfrentando podremos trabajar la resiliencia de las siguientes maneras:
– Conocerse a sí mismo: El autoanálisis es muy importante para identificar en qué estado nos encontramos. Es necesario conocer nuestras emociones y cómo éstas nos hacen sentir, tanto mental como físicamente. Cuando somos capaces de verlas mentalmente y sentirlas físicamente, es más fácil poder regularlas. Así, la autorregulación nos permite
manifestar las emociones con mayor control evitando dañar a los demás, o a uno mismo con la expresión de éstas.
– Interpretando positivamente los eventos: Tenemos que considerar que durante la vida estaremos siempre sujetos a vivir todo tipo de eventos, los cuales nos harán sentir de diversas maneras. Si logramos comprender que estos eventos son parte de la vida, podemos entender que todo lo que nos sucede nos puede llevar a ser más fuertes. En cada experiencia debemos ver qué enseñanza nos dejó, observar qué pudimos aprender y qué cambios hubo dentro de mí, porque todos nos dejan una lección y la esperanza de seguir creciendo como personas.
– Estar presentes: Debemos aprender a dejar los pensamientos rumiantes de los problemas habituales que nos presenta la vida. Es una tarea difícil pero no imposible. Los pensamientos traen consigo emociones. Cuando soy consciente que tengo que estar presente en la labor que estoy realizando, puedo ir gestionando mis emociones en el resto de mis actividades, en consecuencia, podemos vivir una vida más tranquila y consciente.
Es importante desarrollar una actitud resiliente, ya que nuestro desafío como educadores es formar personas que sean capaces de sobreponerse a las adversidades que nos va presentando el mundo actual.
Romina Chacana
Profesora de Educación General Básica
Fundación Liderazgo Chile