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Arnaldo Canales, conversó con El Mercurio sobre el deterioro de salud mental en los estudiantes

Ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, abordó el tema con expertos en ese tipo de enseñanza.
El clima de violencia escolar y el deterioro de la salud mental han alertado a especialistas sobre un posible aumento en la tasa de suicidios de jóvenes.

Esta semana, en una reunión que el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, sostuvo con expertos en enseñanza emocional, como el español Miguel Ángel Santos Guerra y el director ejecutivo de la Fundación Liderazgo Chile, Arnaldo Canales, se tocó el tema.

Durante la cita, según este último, el secretario de Estado compartió que en una reunión con rectores de universidades, ningún plantel tenía claridad sobre cómo la pandemia había alterado estos indicadores.

Acerca de ese punto, Canales dice que ‘conversamos que de los 1.900 casos de suicidios que hubo el año pasado en Chile, casi el 30% eran jóvenes de entre 14 y 22 años’.

Daño mental

El impacto socioemocional ha ganado relevancia el último tiempo, de la mano de la emergencia sanitaria por la pandemia: como en muchos casos los estudiantes no tuvieron actividades escolares presenciales junto a sus pares, se vieron fuertemente perjudicados en sus capacidades de interacción y de relacionarse con compañeros y autoridades, como profesores.

Canales trabajó apoyando al Instituto Nacional junto a la fundación en 2019, con talleres de educación emocional en los que se identificaron graves problemas de violencia en alumnos, que se extendían desde esa fecha, y también un fuerte deterioro en la salud de los profesores.

Ambas situaciones se reflejan aún en la honda crisis en que se encuentra el liceo, que ayer protagonizó una nueva jornada de violencia.

En la búsqueda de soluciones, el especialista señala que ‘la idea es que se hable realmente de una enseñanza integral, pero desde las bases de una educación que hoy tiene una carencia que no ha sido desarrollada, principalmente por un modelo más conductista, y que ha sido uno de los elementos más nocivos de una educación que ha relegado el mundo emocional y el desarrollo integral de los niños’.

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